Durante una cena con amigos un domingo lluvioso de mayo, rememorando viejos buenos tiempos, salió el tema de la gran oferta de material y la desvaloración que se genera.

Primero, es cierto que gracias a Internet es prácticamente imposible que lo que busquemos no este online. Libros, revistas, películas, música y un largo etcétera sólo de encuentran a un par de clicks de distancia. Por ende, esta facilidad de conseguir alguno de estos material sin tanto esfuerzo nos lleva a quitarles valor, y a que pasen un poco desapercibidos.

Por ejemplo, imaginemos que entramos a una casa de discos y todos los discos son gratis. Lo más probable es que intentemos agarrar todo lo que nos entre en los bolsillos. Ahora, si los discos tuvieran un precio, y nuestro presupuesto fuese limitado, seríamos mucho más selectivos y valoraríamos mucho más nuestras elecciones.

De todas maneras, quien les escribe considera que es fundamental el hecho que toda esta cultura continúe disponible para todos. El hecho de poder disfrutar de música de países lejanos, películas independientes, libros clásicos y demás yerbas es invalorable, simplemente lo que se plantea es una concientización de lo que estamos consumiendo, para darle el valor que se merece.

Me despido, enumerando otro ejemplo de esta concientización a la cual esperamos despertar: hace un tiempo estoy buscando un disco para regalárselo a un amigo, pero que por desgracia se encuentra descatalogado. En vano busqué en tiendas físicas y digitales en busca de una copia. Ni siquiera logré encontrarlo en esos sitios de “dudosa moral” que se pueden encontrar casi todos los discos del mundo. Pero gracias a una persona anónima y desinteresada que se ofreció a compartirlo, hoy puedo disfrutar y valorar este disco mucho más. Salu2.

Hoy, último día del año venía escuchando en mi iPhone unas lindas canciones de Silvio y me remontó a tiempos lejanos de mi infancia y adolescencia y se me ocurrió que podía dedicarle unas líneas a esto que venía pensando hace tiempo.

Básicamente la idea de cómo la tecnología nos permite atesorar esos momentos lindos (o no tanto) ya sea en canciones, fotos, textos o grabaciones y nos da la oportunidad de revivirlos las veces que deseemos.

Lo único que pido es que esta tecnología no aprisione estos recuerdos y nos vuelva dependiente de su uso. Pero si les pido que sigan generando estos recuerdos, juntándose y compartiendo momentos lindos y únicos con sus familiares y seres queridos.

Feliz 2012.

Realmente, como fanático de la tecnología no podía dejar pasar este momento para dedicarle unas líneas a quien, a mi entender, fue uno de los inventores más grande de nuestro tiempo.
Después de tanto luchar con esa maldita enfermedad (que tan bien conocemos) un día el tío Jobs dijo basta. Fue un 5 de octubre de 2011, un día después de la presentación del que sería su último “hijo”, el iPhone 4S.
El sentimiento que más fuerte se hizo en mi fue la tristeza. Esa tristeza de saber que se fue alguien importante, trascendental para el mundo, no sólo de la tecnología. Steve Jobs cambió los paradigmas del mundo tecnológico, haciéndolo más y más accesible para que cualquiera pudiera utilizar un equipo sin tener conocimientos sobre el mismo.

Reconozco no ser un fan de Apple, es más mi primera aproximación fue hace 2 años con un iPod touch de mi querido amigo Fernando. Pero desde ese momento no pude dejar de fantasear con tener uno de estos productos en la mano. Y ya se cumple un año desde mi adquisición del iPhone 4, y la verdad es que no tengo más que palabras de elogio para con este dispositivo.

Y acá es donde creo que el señor Jobs revolucionó la cosa. Allá por el 2007, cuando anunció por primera vez el iPhone, hizo que todos los fabricantes adoptaran ese concepto de teléfono táctil, Y lo mismo sucedió cuando introdujo el iPad. El segmento de los Tablets había sido un fracaso y nuestro amigo le encontró la vuelta de tuerca para acercárselo al mundo. Él supo ver donde los demás no pudieron, convirtiendo lo difícil en fácil.

Salvando las distancias, creo que ayer perdimos al “Leonardo Da Vinci” de nuestra época. Un visionario, un revolucionario y por sobre todo un INVENTOR que cambió la manera de ver al mundo. Y sino fíjense la importancia que tuvo la noticia alrededor del mundo. Presidentes, artistas, empresarios, deportistas y millones de personas mostrando su tristeza por este personaje.

Y miren que loco esto: la manera en que me enteré que Steve nos dejaba fue a través de uno de sus productos.


Qué en paz descanses.

Aprovechando un tiempito que se me apareció me dieron ganas de retomar con la escritura. Pasaron muchas cosas en el medio, pero seguimos estando acá :)

Por el lado de la tecnología hay infinidad de cosas para comentar, pero principalmente me gustaría remarcar el avance descomunal de Android como sistema operativo para celulares.
A pesar de ser un fiel defensor de Apple, iOS y su política cerrada (lo que permite tener un control de calidad de las aplicaciones) tengo que reconocer que en muy poco tiempo el androide se puso casi a la par de iOS. Obvio que fuera de competencia quedaron RIM, con su sistema casi imposible de personalizar, Windows Mobile (¿alguien dijo Symbian?).
Gracias al laburo tuve la posibilidad de probar la XOOM de Motorola y quede fascinado con su funcionamiento. La misma respuesta que el iPad con una versión de Android muy pulida para este tipo de dispositivos (Honeycomb).

Nada más por ahora (cortito y al pie).
Salu2.

Primero, disculpas por la colgadura en los posteos, pero fue un año agitado. Esperemos que con los nuevos aires retomemos el ejercicio con más frecuencia.

En esta oportunidad quiero escribir sobre la dependencia que está surgiendo entre los usuarios de las redes sociales. Aclaración: yo no le encuentro la vuelta a las redes sociales. Sin ofender a nadie, realmente no me importa la vida de los demás, en el buen sentido ojo. O sea, a mis amigos los llamo por celu o los veo lo más seguido que puedo, y con ese contacto me alcanza. Pero parece ser que hoy en día la vida pasa por Facebook. Fotos, mensajitos, videos e información de gente que no me interesa seguirle el restro.Ni te digo de los Smartphones que vienen con aplicaciones, que hacen que los usuarios se pierdan horas y horas chusmeando la vida de los demás.
El tema es que me jode la dependencia por las redes sociales. Así de clarito. Recuerdo que en una oportunidad un amigo me invitó a su cumple a través del Face, y como era de esperarse, no vi la invitación y por ende no fui a su cumple. Pero lo que más me jode es el bombardeo constante de info sobre el peinado de una o el estado sentimental de otro, o que subió un video de su perro Pocho nadando en la pelopincho y a 600 personas le gustó.

Obvio, ustedes me dirán que no es así y que es una herramienta y no sé qué otras cosas, pero la verdad es que no puedo encontrarle la vuelta. ¿Será que me estoy poniendo viejo y mañoso? Es probable, pero me molesta algo que me diga que es lo que tengo que mirar. Odio las recomendaciones de amigos, de grupos, de TODO. Ojo, que este humilde blog tiene su Facebook, pero por una cuestión meramente publicitaria. La idea es que lean la nota en el blog y no en Face :). Por eso reconozco que es un excelente canal para publicitar algo, pero no mi vida personal.

Bueno, después de este posteo un tanto agresivo me despido deseándoles unas felices fiestas y que el año que viene sea mucho mejor que el que termina.
Salu2.

Y sí, pasó lo que todos preveían. Tengo en mis manos un producto de la manzanita, el último teléfono que sacó al mercado, y no tengo más que decir que superó mis expectativas.

No pienso hacer un análisis del equipo, porque hay cientos dando vuelta por la internet, pero debo decirles que cada día que pasa me sorprendo un poquito más.
Literalmente hay miles de aplicaciones para hacer cualquier cosa, que van desde usar el telefonito como control remoto, ubicarnos el cajero más cercano, ¡hasta una trivia de perros! (cualquier aplicación que tenga perros no puede ser mala!).

Mail, teléfono, Skype, cámara, lector de pdfs, calculadora y graficadora, todo lo que quiero en un solo gadget. Y lo mejor es el desempeño y la velocidad con que procesa todos mis pedidos, que no son pocos.

Cerrando, no puede hacerme más feliz este aparatito. Realmente, es más de lo que se imaginan.

P.D.: Para la próxima prometo un post más extenso. Esto lo usé como precalentamiento para empezar a escribir nuevamente :)

Después de unas merecidas vacaciones en el continente africano, volvemos al ejercicio de escribir, y qué mejor oportunidad para plasmar el sentimiento que me viene agobiando.

Quiero un iPhone. Así de simple. Muchos me dirán que existen equipos que tienen las mismas características y cuestan mucho menos, que por esa plata hay equipos mejores, que el abono no lo justifica, etc. Pero a mí no me interesa, yo quiero un iPhone y voy a tratar de justificarlo.

Durante mi estadía en Sudáfrica (sí, para el mundial), mi único gadget fue un iPod Touch de 8 GB (gracias Chuek!). Al contar con Wifi, podía chequear mis mail, leer mi Reader y comunicarme vía Skype con mi familia mientras escuchaba algo de música que le había cargado (que era bastante). La sensibilidad de la pantalla era algo que no podía dejar de sorprenderme. Todos los movimientos, por más ligeros, eran reconocidos por el aparato. Pero tenía un defecto: no era un teléfono. Por lo que tenía que llevar conmigo el celular también. Y sumado a la cámara digital, era un poco incómodo.
Para colmo, mi compañero de aventuras tenía un iPhone 3G!

Después de estas 3 semanas, las cuales me acompaño a todos lados, supuse que mi dependencia del iPod iba a desaparecer. ¡Qué equivocado que estaba! No sólo no desapareció, sino que se volvió una adicción. Gracias a algunas aplicaciones gratuitas, logré reemplazar mi calculadora/graficadora, (la cual no funciona del todo bien) haciendo que el iPod me acompañe hasta en la facultad. Y ni hablar de esa aplicación hermosa llamada Remote, que te permite controlar iTunes desde el iPod. ¡Era la panacea!

Pero como sucede con las adicciones, cuando tuve que devolver el equipo (a regañadientes he de confesar) mi primer pensamiento fue. “Ahora quiero un iPhone”.
Por suerte pude controlar el impulso consumista de ir corriendo a Personal a comprar uno. Y ya con la cabeza más fría, decidí que mi próximo teléfono va a ser un iPhone, pero no lo voy a comprar mientras mi querido W5 me siga acompañando (y de paso esperamos a la llegada del iPhone 4, para que los precios del 3GS bajen un poco ja!).